March 9, 2010 | El Diario La Prensa | Articulo original

Los hispanos incontables por el Censo

Primero de tres

Nueva York — Este mes llegarán los formularios del Censo 2010 a los hogares de las 8,4 millones de neoyorquinos. El Censo se realiza cada 10 años para determinar la población del país y distribuir fondos federales a diferentes lugares en función de su población.

El gobierno reparte $400 mil millones de dólares cada año guiándose por los datos del censo. Con estos fondos se construyen hospitales y escuelas, se limpian las calles o se proveen servicios de emergencia, entre otras inversiones. Por ende, la participación del público en el Censo es clave para la ciudad y para todas sus comunidades.

Sin embargo, en el Censo del 2000, sólo un poco más de la mitad de los neoyorquinos enviaron sus formularios a las oficinas del Censo. En la ciudad de Nueva York, sólo el 55% de los hogares los enviaron comparado con el promedio nacional de 65%. A pesar de los esfuerzos de los empleados de la Oficina del Censo por visitar los hogares de personas que no respondieron, unas 200 mil personas no fueron contadas.

Para aumentar la participación de los ciudadanos, este año el Censo del 2010 está concentrando sus esfuerzos en vecindarios considerados “difíciles de contar”.

En el 2000, los barrios hispanos más difíciles de contar —donde el menor porcentaje de personas enviaron sus formularios— fueron El Barrio en Manhattan; Port Morris y Mott Haven en El Bronx; Bushwick y el sur de Williamsburg en Brooklyn, y partes de Astoria, East Elmhurst y Corona, en Queens.

Joseph Salvo, director de demografía para el Departamento de Planificación de la Ciudad, citó tres razones por las cuales la gente no es contada: problemas de logística como el idioma o el analfabetismo; el miedo y la desconfianza.

“Estos factores operan sobre la población entera de la ciudad. Cuando se trata de problemas de logística, los inmigrantes son más susceptibles, pero cuando se trata de miedo del gobierno, y desconfianza, eso está igual de omnipresente en la población general que en la población inmigrante”, apuntó.

“Existe desconfianza porque la gente sospecha que si entregan su información pueden ser víctimas de fraude, robo de identidad o violación de privacidad por el gobierno”, agregó Salvo.

Estos son los obstáculos generales. En entrevistas con EL DIARIO/LA PRENSA, expertos analizaron algunos de los obstáculos específicos.

Los nuevos inmigrantes

A nivel nacional, la población hispana nacida fuera de Estados Unidos aumentó un 45% entre el 2000 y el 2008, de 12.8 millones a 18,5 millones, según el American Community Survey, una encuesta nacional. En Nueva York, la población hispana llegó a 2.3 millones, o 28% de la población.

El mayor crecimiento de la población hispana en Nueva York se debió a nacimientos, entre dominicanos en particular, según Salvo. Sin embargo, hubo una gran afluencia de inmigrantes en todos los condados de la ciudad entre el 2000 y el 2008. La mayoría de inmigrantes provinieron de República Dominicana, China y México: 81.000, 77.000, y 69.000, respectivamente.

Inmigrantes recién llegados pueden escaparse del conteo por razones de idioma, analfabetismo o miedo de las autoridades, pero la razón más común es que nadie sabe donde están. Antes de nada, hay que hallarlos y saber donde viven para poder mandarles formularios y ayuda en su idioma, apuntó Salvo.

Durante los últimos años, Salvo y los demógrafos de la ciudad proveyeron información a la Oficina del Censo sobre las áreas en donde aumentó la población inmigrante, sea por el índice de natalidad o migración. Por ejemplo, les hicieron saber que el barrio de Bensonhurst, en Brooklyn, podría ser más difícil de contar este año porque inmigrantes chinos e centroamericanos habían desplazado a la población europea, según sus encuestas.

El reto del hacinamiento

Las condiciones de vivienda presentan otro obstáculo para el censo. En una casa subdivida ilegalmente en varios hogares, por ejemplo, es probable que cada hogar no reciba su propio formulario de censo en el correo, advierte Salvo.

Asimismo, si el dueño o arrendatario de la casa subdivida recibe el formulario, es probable que no informe sobre todos los inquilinos por temor a represalias, agregó el demógrafo.

Para evitar este fallo, un grupo de 60 demógrafos de la cuidad hizo un recorrido por los barrios donde suele haber hacinamiento en las viviendas, como en Corona, Queens, donde muchas viviendas están subdivididas. Contaron el número de antenas, timbres en la puerta y buzones de correo y avisaron a la oficina del censo para que mandaran más formularios.

Otro problema del hacinamiento es cuando muchas personas desconocidas viven juntas —lo cual es común en los barrios hispanos de la ciudad— suele no haber una cabeza de familia o alguien que llené el formulario que sepa toda la información sobre los residentes que pide el formulario.

El miedo y la desconfianza

Los barrios inmigrantes resultan ser más difíciles de contar por las barreras de idioma y analfabetismo y las condiciones de vivienda, pero hay otro factor más difícil de superar.

“El miedo y la desconfianza”, apunta Stacey Cumberbatch, coordinadora del Censo de la ciudad.

Cumberbatch, quien fue nombrada a su cargo por el alcalde Michael Bloomberg en el 2009, explicó: “El miedo y la desconfianza son un obstáculo no solo para inmigrantes… pero hay un nivel distinto de miedo y desconfianza en las comunidades inmigrantes, particularmente para aquellas personas que no tienen documentos y temen que si están en los archivos se entregará su información a las autoridades federales”.

Se estima que podría haber hasta 500,000 inmigrantes indocumentados en la ciudad de Nueva York. Este año, el gobierno no piensa suspender las redadas durante el periodo del censo.

“Lo que estamos enfatizando, y todos están enfatizando […] es que es confidencial y es seguro, y que no hay ninguna pregunta sobre el estatus inmigratorio o la ciudadanía de las personas, ninguna”, subrayó Cumberbatch. “Esta información es importante para recibir fondos, y si ellos no son contados, nosotros perdemos los fondos por los próximos diez años; es como si no existieran en ese sentido”, aseveró.

El formulario exige información sobre cada residente en un hogar, incluyendo su nombre completo, fecha de nacimiento, país nativo, y teléfono. El miedo de entregar estos datos al gobierno resultó ser un obstáculo para ciudadanos, también. En el 2000, los afroamericanos fueron el grupo con el nivel más bajo de participación en el censo en la ciudad. En las áreas afroamericanas de Brooklyn como Bedford Stuyvesant y Crown Heights menos del 40% de hogares enviaron sus formularios.

En cambio, en Washington Heights, el barrio con el mayor número de inmigrantes en la ciudad (90,300), hubo un alto nivel de participación: al menos el 65% de los hogares mandaron sus formularios, lo que Salvo atribuye a la organización política de la comunidad dominicana.

La oficina del Censo —en colaboración con varias organizaciones pro-inmigrantes— ha lanzado una gran campaña para asegurar que los hispanos sean contados hasta en el barrios más difíciles de contar.

annie.correal@eldiariony.com

* Mañana, lea un reportaje sobre un barrio difícil de contar en Queens.